sábado, 13 de marzo de 2021

Homilía del Rvdo. Padre Salvador Guerrero en la bendición de la Virgen del Sagrario.

 Hoy es un día muy importante para esta comunidad parroquial. En el año 2013 un grupo de fieles, devotos del Señor y de la Virgen fueron acogidos en esta iglesia parroquial para que iniciasen su andadura de fe sin saber todavía muy bien a donde iban a llegar. Tanto es así, que incluso las advocaciones de las imágenes titulares cambian para ir centrando el camino por el que quieren mostrar a este Barrio de Carranque el Amor De Dios y su entrega sin medida en las Advocaciones de Nuestro Padre Jesús de Verdad ante Caifás, en la imagen del Señor, y María Santísima del Sagrario, en el caso de la titular Mariana.

Desde el principio se quiere mostrar que María es el Sagrario precioso en el que el Hijo De Dios se ha gestado en carne mortal, y, además, Sagrario precioso porque toda ella fue inundada del Amor divino por la gracia del Espíritu Santo.

Desde ese año que fuisteis acogidos, las Sagradas Imágenes han permanecido ocultas durante gran parte del año en la Cripta de este templo, lo mismo que Jesús durante gran parte de su vida, hasta que, llegado el momento apropiado, salió al mundo a predicar la Buena Nueva.

También vuestro momento ha llegado: durante años, de manos de Fray Eugenio, el que fuera mi antecesor, os habéis estado formando y forjando. En los meses que llevo entre vosotros, hemos ido centrando ese bagaje que ya teníais y el grupo de fieles y devotos se ha convertido, por derecho propio, en el grupo parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Verdad ante Caifás y María Santísima del Sagrario. Como parte de ese compromiso que habéis contraído con la Iglesia, ella también ha contraído otro con vosotros y las imágenes titulares del grupo pasan a tener un lugar destacado en este Templo que nos alberga, para que de una forma pública y permanente puedan recibir culto y sirvan de vehículo que acerquen a Jesús y su bendita madre con los hijos que le imploran y confían en su presencia sanadora.

Este paso puede parecer una llegada a meta, pero ya os digo que sólo es una etapa más del camino que os queda por recorrer, porque como os decía ayer en la celebración de la Eucaristía, ahora os queda la parte más dura, que es la de ir configurando vuestras vidas con la vida de aquellos a los que damos culto. No tendría sentido ser grupo parroquial si no hay un esfuerzo por profundizar en lo que somos y creemos; si no hay un trabajo continuo por vivir la fe; si las imágenes no se convierten para nosotros en referente que nos invitan a contrastar nuestra vida con el Evangelio, y dejarnos transformar y modelar por el Señor.

Si tenemos a nuestras imágenes titulares en la iglesia, no es para ponerle solo flores, coronas, sayas, túnicas o mantillas: es para que día a día nos ayuden a querer ser cada día más y mejores discípulos de Cristo en medio de nuestro barrio de Carranque. El tener a nuestros titulares tan cerca nos tiene que señalar y marcar como aquellos que quieren vivir cada día más cerca del Señor y su bendita Madre y querer vivir el Amor a Dios en el amor a nuestros hermanos.

Formar parte de una comunidad parroquial también es adquirir un compromiso por formarnos: por conocer más y mejor a aquellos a los que pretendemos servir en medio de nuestro mundo y, descubrir, a través de la Palabra y los Sacramentos que Cristo se nos manifiesta de mil maneras en nuestra vida, pero de una forma fundamental en la de aquellos que menos tienen y que necesitan de lo que somos o podemos aportar, no solo en los momentos de dificultad económica, sino en cualquier momento donde haga falta una palabra de aliento, consejo, consuelo o ánimo. NO somos nosotros, sino el Señor el que se quiere asomar a esta realidad a través de nuestras pobres vidas. Tenemos que sentir que somos instrumentos de Dios; instrumentos débiles y torpes, a veces, incluso rotos; pero cuando nos dejamos tocar por el Señor, llenarnos de su presencia y de su amor, descubrimos que adonde nosotros no llegamos; lo que nosotros no podemos alcanzar, lo que parece insuperable en mi vida, con el Señor, desde el Señor y con la guía de nuestra bendita Madre, todo se vuelve posible.

Al formar parte de una comunidad parroquial, como grupo definido y diferenciado,  también se adquiere un compromiso y una responsabilidad social. Hoy os mostráis al mundo, no solo como David, José Manuel, Estrella, Paco, Juan o Merche. Os mostráis como integrantes de una comunidad que lucha por servir a Cristo y su Evangelio; os mostráis como aquellos que han hecho una opción de vida, junto a las distintas realidades de la Parroquia, por querer hacer del Mandamiento del Amor vuestro lema de cabecera: y esto solo se consigue mirando a la Cruz y descubriendo en ella al Dios que todo lo puede, traicionado, abandonado, humillado y aun así, perdonando, amando y diciéndonos que nunca podemos agachar la cabeza, que Él se entrega para mostrarnos ese amor sin medida que Dios nos tiene y, de esa manera, indicarnos el camino que hemos de seguir sus discípulos, queriendo en todo amar y servir como Él nos muestra en la Cruz.

Y formar parte de una comunidad parroquial es, esencialmente, formar parte de una comunidad eucarística: Las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Verdad ante Caifás y la que hoy se va a bendecir de María Santísima del Sagrario, nos tienen que dirigir a querer buscar al Cristo vivo y auténtico que se hace presente en el Altar y que sale a nuestro encuentro para alimentarnos día a día de esa presencia divina que nos empuja a querer vivir y hacer presente el Amor de Dios en nuestro mundo aunque a veces nos fallen las personas, nos falten las ganas o incluso creamos que no tiene sentido. Cristo eucaristía es el alimento auténtico del cristiano. Las imágenes de nuestros titulares nos representan la divinidad de Jesús y la realeza de su bendita madre: pero la Eucaristía nos regala al mismo Jesús hecho debilidad y del que María fue Sagrario auténtico.

Por otro lado, lo que nos reúne esta tarde ante este altar es la bendición de la nueva Imagen de María Santísima del Sagrario. Obra del escultor Filipino Wilfredo Tadeo Layug, discípulo de José Antonio Navarro Arteaga y Francisco Romero Zafra y, representado en este día, junto a todo el pueblo filipino en la persona de la Cónsul Doña Rosa Agüera. Esta obra que hoy se bendice nace del amor a Dios y a su bendita Madre y el escultor la ofrece como un regalo, no personal, sino de todo el pueblo filipino a esta parroquia en agradecimiento a la fe que los españoles le mostramos de mano de Magallanes y los cinco agustinos que comenzaron, hace ahora 500 años, la obra de Dios en aquellas tierras.

Gracias Wilfredo por tu generosidad y la de tu pueblo al honrarnos con esta imagen que nos ayudará a sentir la mirada amorosa de la Madre y a buscar en ella lo más Sagrado que nos puede ofrecer que no es otra cosa que su bendito Hijo.

Dentro de un momento vamos a invocar al Señor para que este regalo del pueblo filipino que representa a María Santísima del Sagrario se convierta en vehículo de amor, donde todos los cristianos podamos acercarnos con fe para fortalecernos y escuchar de sus labios una y otra vez como un día dijera a los criados en las bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga”. Confiad, esperad, trabajad, luchad por hacer presente a Cristo en medio de vuestras vidas. Mostrad en las cosas mas sencillas y cotidianas de cada día que todo se puede hacer por el Amor de Dios, que en todo está presente el Señor, que a todos podemos transmitir esa presencia divina desde los gestos más sencillos y humildes, si están hechos con amor.

Que de manos de María Santísima del Sagrario vosotros, como grupo parroquial vayáis trabajando sin descanso en esta comunidad parroquial, por su barrio de Carranque, por nuestra ciudad y nuestra Iglesia que a todos, en Filipinas y en España nos hace encontrarnos y reconocernos como hermanos. Que así sea.



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