El sacerdote y escritor Jose Luis Martín Descalzo imagina la escena de Jesús ante Caifás en su libro Vida y Misterio de Jesús de Nazaret, volumen III, la Gloria y la Cruz, un texto imprescindible si se quiere ahondar en la persona y enseñanza de Jesús, y queremos comprender mejor cada uno de los momentos de su vida pública y en especial su juicio religioso.
Tras ser apresado Jesús en el Huerto de los Olivos, es conducido a casa de Anás, suegro de Caifás, y posteriormente a la residencia de este segundo. El sanedrín se componía de 72 miembros, incluido su presidente, provenientes de 3 grupos: los príncipes de los sacerdotes, los ancianos y el grupo de levitas, jóvenes y cultos elegidos entre los doctores de la Ley.
El Sanedrín no tenía un plazo fijo para reunirse. Lo hacía cuando el Sumo Sacerdote, Caifás, lo convocaba a su criterio. Las reuniones se celebraban, habitualmente, en el llamado salón de la piedra tallada, en la zona del templo. El que, en el caso de Jesús, se celebrase en la casa de Caifás pudo deberse o a lo nocturno de su convocatoria o a una corruptela por la que Caifás había llevado el tribunal a su propia casa. Incluso se puede pensar que Caifás no convocó al Sanedrín completo. Para que sus decisiones fueran válidas bastaba con que asistieran 23 miembros.
Tal vez reunión sólo a los únicamente adictos para terminar más rápidamente y obtener con mayor seguridad la sentencia deseada. En el tribunal había hombres honestos, como Gammaliel, que temían a Dios y eran enemigos de toda decisión violenta. Y, entre los mismos sanedritas, tenía Jesús amigos, e incluso discípulos, como Nicodemo y José de Arimatea. El hecho de que en el proceso de Cristo no aparezcan jamás ninguno de estos posibles defensores, hace pensar que Caifás en aquella sesión nocturna prefirió elegir los jueces ya previamente convencidos entre los enemigos de Jesús.
- Caifás y Señor de la hermandad de San Gonzalo de Sevilla.
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